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Por Rafael Santiago Medina
San Juan, 14 de septiembre de 2022 – Los intereses creados, principalmente los económicos, son una barrera para el progreso y el cambio. Es una resistencia al cambio progresivo, porque la alteración, mudanza, variación, mutación, metamorfosis o transformación de las condiciones que permiten la rentabilidad de sus intereses económicos son vistos como una amenaza.
El cambio necesita desarraigarse de los intereses creados para poder mover la humanidad al progreso, creando los avances de nuevas realidades que vayan haciendo transformaciones. La transformación impone la ruptura con los intereses creados, debido a que los intereses creados tienden al estancamiento del status quo.
La invención es mutación, metamorfosis, transformación. Es avanzar, moverse hacia adelante; hacia el futuro. No hay inventiva sin transformación. Y la transformación impele a romper con los intereses creados y el inmovilismo que los intereses creados representan.
Se avanza dejando atrás el ahora, el presente de todo lo prevaleciente. La transformación crea, adopta nuevos intereses con una visión de futuro y cambios. Los intereses creados por lo general se resisten al cambio. El cambio para los intereses creados es incertidumbre, un salto al vacío que deja atrás la seguridad establecida por los intereses prevalecientes del “presentismo”.
Cambiar para progresar es un proceso de metamorfosis que rompe las ataduras con los intereses creados del presente en procura de nuevas realidades promisorias. Las personas transformadoras con visionarios. Son aquellas personas que se han deshecho de las rémoras creadas por los intereses económicos y de todo tipo que han sido impuestos.
Siempre hay algún interés por algo en la vida, pero no necesariamente tiene que estar anclado en el “presentismo” de lo creado al momento. Se pueden forjar intereses futuristas de avanzada, de cambios que rompan con el presente, con los intereses del hoy, con el “presentismo” de la inmovilidad que se resiste a avanzar.
Los tiempos cambian y hay que cambiar con los tiempos. De lo contrario, dejamos que los intereses creados nos anquilosen y petrifiquen en la inmovilidad que se resiste a avanzar hacia el futuro, en un “presentismo” que pretende detener el reloj de la historia.
