Iglesia Evangélica hace llamado a la tolerancia

Rvdo. Edward Rivera Santiago

Por: Rvdo. Edward Rivera Santiago / Pastor General Iglesia Evangélica Unida de Puerto Rico

“La luz brilló en las tinieblas. no la comprendieron” (Juan 1:4-5); Él era “la luz verdadera que ilumina a ser humano” (Juan 1:9); pero “a todo ser humano prefirieron las tinieblas a la luz porque sus acciones eran malas” (Juan 3:19).

Gente de Dios, como Pastor General de la Iglesia Evangélica Unida de Puerto Rico, hago un llamado, tanto a la Iglesia como al pueblo a que en este periodo de Semana Santa, uno de reflexión profunda, les invito a detenernos para meditar sobre ¿por qué vivimos en una sociedad cada vez más intolerante e impaciente hacia los demás?

Los evangelios no buscan explicarnos la pasión de Jesús, sino alimentar la fe de los creyentes e iluminar sus mentes acerca de los acontecimientos acaecidos durante la pascua. El relato de la pasión no busca darnos información sobre cómo se desgarraron los hechos; quiere ayudarnos a comprender el significado de esa pasión.

Para Jesús, el modelo de ser humano no es el que triunfa, sino el que pierde; no quien domina, sino el que sirve; no quien piensa en su propio interés, sino el que se sacrifica por los otros. Jesús se ha hecho para siempre semejante a nosotros: ha asumido nuestra debilidad, nuestra ignorancia, nuestra fragilidad, nuestras pasiones, nuestros sentimientos y nuestra condición mortal.

Por ende, los creyentes de hoy debemos denunciar abusos como el aumento del costo de los servicios básicos, la falta de recursos para vivir con dignidad, la comercialización de la salud, la corrupción rampante, y los prejuicios que se siguen exacerbando entre otras.

Esta situación de intolerancia provoca daños, heridas, destrucción, muerte. Hay una fragmentación en la familia que divide a nuestra sociedad. Tenemos que derribar las barreras del egoísmo, la intolerancia, los rencores y el odio, que incluso, hasta la misma Iglesia en ocasiones, genera.

Como Pastor General de la Iglesia Evangélica Unida de Puerto Rico les hago un llamado, a recorrer el camino de la Semana Santa, a hacer un detente a la cotidianidad sin sentido y a reflexionar sobre las implicaciones históricas y actuales del evento de la Cruz. Busca que esa reflexión sirva de aliento y esperanza para una población que ha perdido el sentido de lo correcto y de la vida.

Será una invitación a abrirnos a la verdadera vida de justicia, de la solidaridad, la que construye comunidad y acompaña; a pronunciar palabras de consuelo, de esperanza y ánimo para los que han perdido la confianza y los marginados de nuestra sociedad. Enfrentemos con fuerza toda esta situación catastrófica que estamos viviendo en nuestra tierra puertorriqueña.

Hoy como país tenemos la urgencia de hacer una reflexión hacia nuestros adentros que nos ayude a trabajar para forjar un mejor país, para edificar una familia sana y a tener mejores hombres y mujeres al servicio de nuestra tierra con los valores correctos y dignos.

Este tiempo tiene que hacernos reflexionar en las formas y maneras de poder responder a los atrapados en la angustia y en el dolor, a los que se sienten envueltos en sombra de muerte.

Tenemos que llegar a todos los sectores de la sociedad. Tenemos el gran reto de dar un nuevo sentido de vida. Propiciar nuevas alternativas a nuestra gente para la reconciliación, el amor, el perdón, y la misericordia. En esta Semana Santa, afirmemos nuestro compromiso con la construcción de un país de esperanza para todos.

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