“Los ‘CRISTOS ROTOS PUERTORRIQUEÑOS’ ¡SÍ!, los de carne y hueso y que NO llevan los MEJORES PERFUMES”
Tú, quien me lees, también DEAMBULAS por la VIDA, aunque lleves el MEJOR PERFUME del mundo.
Por OMAR MATOS
Periodista de Televisión, Radio y Prensa Escrita
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Hace algún tiempo, mientras laboraba como reportero principal de Televisa, en Puerto Rico, me di a la tarea de darle VIDA a uno de los reportajes más humanos y desgarradores. Pero, al mismo tiempo, de gigantesco crecimiento personal y profesional.
Recuerdo que me reuní con mi gran jefe, de aquel entonces, y mi hoy querido amigo, William Venegas, en su oficina.
“Omitar (me llamaba así de cariño y todavía lo hace), ¿tú estás seguro de lo que quieres hacer?”, me preguntó, partiendo de la premisa de que Televisa es muy celosa con la seguridad de sus reporteros y empleados.
“¡Por supuesto!”, exclamé, sin pensarlo ni un segundo.
“Pues, manos a la obra… ¡Te apoyo!”, me dijo.
Llegué, a las 5:00 de la mañana, aquel día de semana, a la placita de Santurce (cerca de la Parada 15), donde aún estaban durmiendo varios “CRISTOS ROTOS PUERTORRIQUEÑOS”. SÍ, los de carne y hueso, arropados con asquerosas sábanas de desprecio, humillación, soledad y, para colmo, apestosas a abandono social, entre muchas otras cosas, mientras decenas de vehículos de motor transitaban por el lugar, quién sabe si conducidos por personas que, en esos precisos momentos, estaban orando el ‘Padre Nuestro’, pero menospreciando aquella escena.
Muchos de ellos, para mi sorpresa, tenían familia. Pero, aún así, me contaban, en el transcurso del día, que preferían vivir en ese lugar, rodeados del amor incondicional de los perros callejeros y llenos de sarna con los que compartían el espacio.
Uno de ellos me dijo, en medio de la entrevista, que sus perros, los vagabundos, lo amaban tanto y tanto, que hasta le lamían sus heridas físicas y hasta sangrientas.
Era un hombre feliz, no empece a su realidad.
¡Qué ironía!
Estando allí, internalicé que todos los seres humanos somos deambulantes sociales, no empece a que vivamos “FELICES” en una mansión, repleta de oro, a que tengamos el carro más lujoso o a que llevemos puesto el perfume más exclusivo del momento. ¡Estamos VACÍOS POR DENTRO!
Los seres humanos vivimos, día tras día, buscando aceptación, amor, respeto y oportunidades para echar pa’lante, contrario a estos “CRISTOS ROTOS PUERTORRIQUEÑOS”, quienes, muchas veces, lo único que ansían es un buenos días y una palabra de aliento.
Si bien es cierto que éstos tienen GRANDES CICATRICES en sus cuerpos, también lo es que las más ENORMES son las que esconden en su corazón… y esas se sanan ¡CON AMOR!
¡SEAMOS EMPÁTICOS! También son nuestros hermanos.