La metanización debe desarrollarse en Puerto Rico
Inter News Service
Por Rafael Santiago Medina
San Juan, 15 diciembre de 2022. – La metalización de los residuos orgánicos ganaderos se ha convertido durante la crisis energética en una alternativa a la contaminación ambiental de emisiones de metano a la atmósfera, que constituye uno de los gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global.
La digestión anaeróbica se basa en la conversión de los desechos orgánicos en biogás y un sustrato llamado digerido. El digerido es un potencial fertilizante, pero ciertas características en él pueden ser dañinas para los suelos agrícolas, como el exceso de humedad, potencial contenido de patógenos, fototoxicidad.
Por ello, el compostaje de la fracción sólida de los digeridos de desechos orgánicos ganaderos constituye una alternativa para la gestión de estos materiales, obteniendo a su vez un material estabilizado, humificado y libre de patógenos y fitotoxinas que puede ser utilizado en agricultura sin implicar ningún tipo de riesgo.
Por otro lado, con la metanización se puede producir biogás, a partir de la fermentación, efluentes ganaderos, residuos de cultivos, etcétera. Este gas se utiliza para producir calor, electricidad y para propulsar vehículos. Esta tecnología contribuye a reducir la dependencia energética y alcanzar objetivos de desarrollo de las energías renovables.
También ofrece una verdadera oportunidad a nivel local, sobre todo para los agricultores y las autoridades locales. La metanización es todavía poco conocida en Puerto Rico y suscita preguntas.
En Europa, Alemania, Italia y Dinamarca cuentan con varios miles de unidades de metanización en funcionamiento. Y en Francia se están instalando unidades de metanización de todos los tamaños. Representan una verdadera oportunidad, sobre todo para los agricultores y las autoridades locales, al permitirles producir biogás para su propio consumo o para venderlo, pero también encontrar una solución para los residuos orgánicos que se transforman en abono natural.
Al 1 de enero de 2018, había 570 unidades de metanización en Francia. Pero ya para el 1 de enero de 2022, el número había aumentado a 1,308 unidades de metanización, de las cuales 371 son de inyección y 759 de cogeneración.
Una unidad de metanización que trata 15,000 toneladas de desechos orgánicos al año equivale a 500 viviendas con calefacción, en países con inviernos gélidos, a 60 autobuses alimentados por combustibles fósiles. Además, un kWh de biometano inyectado en la red de gas equivale a 200 g de CO2 evitados.
En 2030, las cantidades de biometano inyectadas en Europa a la red de gas natural podrían representar el 10% del consumo nacional de gas, es decir, 40,000 GWh.
El porcentaje de energías renovables debería duplicarse de aquí a 2030 tiene el potencial de representar un significativo porcentaje del consumo energético en el mundo. Y con la metanización se ayuda a combatir el cambio climático. Contribuye de dos maneras a reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero.
En primer lugar, porque el biogás puede utilizarse para sustituir a los combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón), hacer funcionar vehículos y producir electricidad. En segundo lugar, porque el proceso capta el metano, un potente gas de efecto invernadero, producido de forma natural durante la descomposición de la materia orgánica, en particular de los efluentes ganaderos.
Los metanizadores pueden utilizarse para una amplia gama de residuos orgánicos, incluidos los residuos grasos o muy húmedos que no se pueden compostar. Esto significa menos residuos que incinerar y verter.
La construcción de las unidades de digestión anaeróbica, la organización del transporte y la logística, y el mantenimiento requieren mano de obra. Tiene el potencial de crear puestos de trabajo. La metanización también permite perpetuar los empleos agrícolas existentes.
Los agricultores que disponen de una unidad de digestión anaeróbica en su explotación pueden utilizar el biogás para utilizarlo directamente en su explotación. Esto reduce sus facturas de energía y combustibles para sus maquinarias agrícolas. Al utilizar el digestato para fertilizar sus cultivos, reducen el coste de la compra de fertilizantes industriales. Los agricultores también pueden vender la totalidad o un excedente del biogás producido.
La metanización utiliza un proceso biológico natural. En ausencia de oxígeno y bajo el efecto del calor (38°C), las bacterias transforman la materia orgánica en metano, llamado biogás, y en un residuo, llamado digestato.
En la actualidad, los efluentes ganaderos constituyen la mayor parte de los materiales metanizados: el estiércol y los purines proporcionan las bacterias necesarias para degradar la materia orgánica. Sin embargo, estos efluentes deben complementarse con materiales que contengan más carbono, como los residuos de los cultivos, por ejemplo, para producir suficiente metano. En 2030, la mayor parte de los recursos disponibles serán agrícolas (90%).
La producción de biogás se rige por una normativa estricta y requiere precauciones. Los niveles de peligro y los riesgos potenciales de incendio y explosión asociados al biogás son del mismo orden, o incluso menores, que los asociados al almacenamiento de gas natural y petróleo. Por tanto, una planta de biogás no es más peligrosa que una gasolinera.
Al ser una mezcla potencialmente explosiva, el biogás requiere precauciones, pero donde este proceso de lleva a cabo se han producido pocos accidentes relacionados con su almacenamiento. Los riesgos asociados al digestato también están bajo control. Los riesgos de liberación de amoníaco en el aire o de contaminación del agua por el digestato están, igualmente, controlados mediate normas estrictas.
Las fosas de almacenamiento de digestato están cubiertas y ventiladas si es necesario. La calidad agronómica y sanitaria del digestato se comprueba antes de su esparcimiento. Y el esparcimiento respeta las distancias de aislamiento de los cursos de agua y las viviendas.
No se producen malos olores con la digestión anaeróbica. Los residuos se descomponen en ausencia de oxígeno, sin contacto con el aire ambiente y, por tanto, sin olor. Al final del proceso, se destruyen los ácidos grasos volátiles responsables de los olores. El digestato producido es prácticamente inodoro, incluso cuando se esparce por los sembradíos.
Por todas estas ventajas, la metanización es una tecnología en la agricultura, la ganadería, la crianza de cerdos y la avicultura que debe experimentarse en Puerto Rico. Máxime, en medio de la crisis energética que vive el país.