Estafadores telefónicos en la calle tras timar inocentes

Reconocen el delito pero no pisan una prisión

Por Agustin Muñoz/Periódico El Sol de Puerto Rico

Las autoridades locales y federales advierten con regularidad sobre los diversos esquemas que utilizan los delincuentes para defraudar a los ciudadanos, particularmente a las personas de mayor edad. Aun así, son decenas las personas que caen de “pensuacas” o en el llamado “pescaito” cuando reciben llamadas telefónicas anónimas.

Las extorsiones son múltiples y al parecer dejan buen dinero a los ingeniosos malhechores gracias a la “ingenuidad” de sus víctimas. Aunque las autoridades reciben las querellas, al parecer son pocas las esclarecidas.

Las trampas van desde supuestos premios de la lotería ganados, ganadores de vehículos, ofertas grandiosas de compañías conocidas, representaciones de agencias del gobierno y alegados secuestros de familiares (uno de los más comunes). “La gente sigue cayendo a pesar de las advertencias. Ellos (los delincuentes) hacen entre 40 y 50 llamadas por día y alguien cae”, reaccionó el sargento Félix Guilbe de la División de Delitos contra la Propiedad en Yauco.

Muchas de las llamadas se originan en algunas cárceles por reclusos que tienen acceso a teléfonos móviles pres pagados y son ayudados por familiares fuera de prisión para completar las jugarretas. Pero, no son los únicos ya que existen grupos bien organizados dedicados a esas fechorías. Los facinerosos son tan hábiles en sus maquinaciones que utilizan hasta la última célula para hacer daño a los demás como fue el caso de un ex agente de seguridad y veterano de las fuerzas armadas. A éste, cuyo nombre prefirió mantener anónimo por seguridad, le involucraron a un hijo en un accidente de tránsito cuya presunta víctima era un prófugo de la justicia.

Según relató, hace alrededor de dos meses un individuo le telefoneó para informarle que un hijo suyo chocó el auto en que viajaba el supuesto prófugo y que por el impacto el desconocido resultó con heridas graves. Siguió que debido a que el supuesto “herido” no podía ser conducido a un hospital por ser fugitivo necesitaban recaudar la suma de $3 mil en efectivo para asistencia médica.

En el intercambio verbal, dijo que el autor del engaño le hizo una descripción física de su hijo y de su nuera, así como el lugar de trabajo de ambos. Incluso, mencionó que pudo escuchar a lo lejos la supuesta voz de su nuera. Ante eso, indicó que sintió temor por sus allegados por lo que accedió a conseguir la cantidad de $2 mil ya que no tenía más.

Más adelante, explicó que el desconocido continuamente le advirtió que no debía apagar su celular para recibir instrucciones y así ocurrió. Narró que acudió al banco para sacar sus ahorros y durante todo el irregular proceso recibió indicaciones sobre a donde dirigirse para que los delincuentes recogieran el dinero. “Me sentí vigilado en todo momento, pero nunca noté que algún carro me siguiera o una persona”, compartió.

La víctima señaló que una vez dejó el dinero en el lugar escogido por los delincuentes se comunicó con su hijo quien le clarificó que nunca estuvo involucrado en accidente alguno.  “Perdí $2 mil, pero temí por mi hijo y mi nuera”, exclamó.

El sargento Guilbe dijo que los bandidos usan varias tácticas. De acuerdo con el modo de pago, utilizan diversas formas e individuos para cometer la trastada. “Esta gente no es cualquiera, saben hacer el fraude”, sostuvo.  Alegó que el área de mayor incidencia de casos es la ciudad de Ponce. No mencionó cifras específicas, pero aseguró que la estadística de fraude fue alta en 2018 en el sur y la tendencia se mantiene al mismo ritmo en 2019.

El oficial del CIC indicó que luego de recibirse las querellas y la descripción de algunos de los implicados han preparado bocetos que le han ayudado a identificar a los autores de los timos. Sin embargo, luego de ser procesados judicialmente los participantes en la red llegan a acuerdos con la Fiscalía, han devuelto el dinero timado y salen en libertad bajo probatoria. Eso ocurre ya que las víctimas temen represalias y pierden interés en proseguir con el caso tras recuperar su dinero.

Guilbe informó que toda persona que reciba una llamada sospechosa puede comunicarse con la División de Delitos contra la Propiedad del CIC de Ponce al (787) 284-4040, extensiones 1450 o 1451 y en Yauco al (787) 856-1997.

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