“Con lo poco se trabaja y se inspecciona”

Afirman desde la Secretaría de Salud Ambiental en Ponce

Por Agustín Muñoz y Elian Flores García

El Sol de Puerto Rico

La Secretaría Auxiliar de Salud Ambiental (SASA), Oficina Regional de Ponce,
reconoció que carece de personal para el ofrecimiento de sus servicios, pero aún así realiza sus funciones de inspección y seguimiento en los establecimientos que expenden alimentos preparados.

Las funcionarias Glorimar González, directora y Vanessa Ramírez, ambasa signadas a la mencionada agencia, reaccionaron a informes que aseguran que han disminuido las inspecciones a establecimientos de alimentos, así como las visitas a las comunidades debido al desplazamiento del personal que se encargaba de esas labores.

“El Departamento de Salud nunca ha dejado de hacer su trabajo en la zona sur. Somos pocos, quisiéramos tener más personal, pero con lo poco se trabaja (y) con lo poco se inspecciona”, expresó González al mencionar que tienen cientos de establecimientos bajo su jurisdicción.

Enfatizó que, aunque han detectado negocios con fallas en su salubridad, ninguno que se compare con las condiciones deplorables de la cocina de un reconocido restaurante del Condado y que causó alarma en el país. “Como Latin Star (el restaurante del Condado), jamás”, aseguró Ramírez.

Aclaró que en los restaurantes de la zona sur “se puede comer tranquilo” ya que, dijo González, son inspeccionados, aunque no precisó la regularidad de sus visitas.

Varios propietarios de establecimientos de venta de comidas en la zona suroeste que fueron consultados admitieron que hace mucho tiempo que no reciben la visita de personal de SASA.

Uno de ellos reveló que “el protocolo dice que si se reporta gente
envenená (envenenada) en un hospital entonces es que ellos (DS) actúan”.
Trascendió que algunos de esos negocios tienen sus propios sistemas de control de calidad en el manejo de las comidas.

La oficina de Ponce de SASA cubre 15 municipios desde Guánica hasta Guayama,
incluyendo los pueblos montañosos de Adjuntas y Jayuya. La oficina de Guayama tiene asignados dos inspectores para ese municipio y los aledaños de Salinas, Patillas y Arroyo.

En total, para toda la región solo dispone de 13 inspectores y cuatro
supervisores. Indicó que esa dependencia del Departamento de Salud (DS) no solo examina las condiciones sanitarias de los expendedores de comidas, sino que investiga querellas, monitorea y toman muestras de agua potable, así como mordeduras de animales, entre otros deberes.

La funcionaria defendió la labor de su personal de sanidad de quien dijo que está
debidamente adiestrado y certificado por el gobierno federal. “Eso que habla la prensa de que uno está echándose fresco en la casa y cobrando, negativo”, subrayó Ramírez sobre la supuesta actividad continua que mantiene Salud Ambiental durante el tiempo de pandemia por el coronavirus.

Previo a la llegada de la reforma de salud en la década del 90, las regiones de SASA contaban con personal del gobierno estatal y los municipios para trabajos de sanidad.

Con el paso del tiempo, las restricciones económicas socavaron ese servicio y se han desplazado los programas de prevención. Las plazas de los empleados que
renunciaron o se retiraron nunca fueron ocupadas a pesar de la necesidad de ese
servicio.

González compartió que luego del paso del huracán María por la isla el servicio
telefónico de la oficina regional de Salud Ambiental colapsó y hubo que centralizarlo a través del sistema central de SASA en San Juan. Informó que su oficina comparte el mismo edificio que el Registro Demográfico aledaño al Hospital San Lucas de Ponce.

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