Puertorriqueña deja a un lado el sueño de convertirse en astronauta de la NASA para ayudar al necesitado
Inter News Service
San Juan, PR / 24 de febrero de 2022 – La puertorriqueña Thamar Cintrón Marco cambió su sueño de convertirse en astronauta de la NASA por una labor de ayuda al prójimo con impacto comunitario y social en Puerto Rico.
De ingeniera graduada del Departamento de Ingeniería Mecánica (INME) de la UPR, pasó a obtener un doctorado en Psicología y hoy día dirige el Programa Misión Rescate, un centro de rehabilitación y tratamiento por abuso de sustancias y drogas ubicado en el barrio Algarrobos en Mayagüez.
“Recuerdo que mi objetivo siempre fue convertirme en astronauta. Entré al Recinto Universitario de Mayagüez con la idea de estudiar Ingeniería Mecánica porque mi sueño era ir a la NASA para trabajar. Vengo de una familia muy humilde y sencilla. Cuando comencé a buscar opciones de estudios, todas las universidades que tenían un programa relacionado estaban fuera del país. Mi papá me dijo, ¿cómo te vas a ir a Estados Unidos a estudiar esa disciplina cuando tienes a una de las mejores universidades a cinco minutos de tu casa? Yo vengo de una comunidad que se llama el Residencial Marisol, aquí en Mayagüez. ‘Puedes ir hasta caminando’, me dijo. Así fue que tomé esa oportunidad y comencé a estudiar. Me gradué de la escuela Eugenio María de Hostos y acepté el reto”, relató la egresada oriunda de la Sultana del Oeste.
Ante la desgracia que devastó el oeste borincano con el paso del huracán Georges en 1998, la entonces estudiante de Ingeniería organizó, junto a un colectivo de estudiantes, una visita a la comunidad del barrio Maní de Mayagüez, área que resultó severamente devastada.
Ese momento histórico definió su verdadera pasión.
“Ese huracán y toda la destrucción que dejó tras su paso en mi querido Mayagüez, fue lo que me marcó. Le dije a la profesora Seijo Maldonado que necesitábamos unir a un grupo de colegiales para podar árboles y remover escombros. Compramos una sierra y nos dimos a la tarea de ayudar. Allí estuvimos por dos meses en compañía del doctor Robinson Rodríguez, profesor de Sociología. Eso me impactó como ser humano, y me dije: ‘Yo estoy en el lugar equivocado estudiando lo que no es. Además, me cuestioné, ¿por qué irme a formar parte de la diáspora puertorriqueña cuando puedo hacer tantas cosas en mi tierra que pueda beneficiar a mi comunidad. Yo puedo ayudar a las personas menos aventajadas, en mi caso, con jóvenes con presentan problemas de adicción de drogas y con envejecientes que no tienen a nadie que les ayude. Es entonces cuando cambio de profesión”, manifestó.
Tras completar su bachillerato en Ingeniería Mecánica del RUM en la década del 1990, la entusiasta líder completó una maestría en Psicología de la Universidad Interamericana en San Germán en 1997, y un doctorado en Psicología, con especialidad en adicciones, de la Escuela de Medicina de Ponce en 2002.
De inmediato, canalizó su vocación a través de una entidad con un significado muy especial para ella y su familia, la cual comenzó a dirigir desde el 1998.
“Misión Rescate nace para el 1976 con el propósito de ayudar a jóvenes varones de 18 años en adelante que presenten trastornos de consumo de sustancias, algunos hasta han tenido problemas con la ley. Muchos años después, mi padre Gabriel R. Cintrón Iglesias, es parte de lo que fueron los inicios de esta organización sin fines lucrativos. Luego se integra mi mamá Noelia Marco. Desde que mis hermanos, Gabriel, Natanael, Denuel y Hadasha y yo éramos pequeños, mi papá nos enseñó siempre a amar al desventajado y ayudar al que realmente lo necesitaba. En todo momento, Misión Rescate ha sido parte de mí y de toda mi familia. Por ende, empezó a crecer con otros tipos de servicios; no simplemente de rehabilitación en Mayagüez, sino que nos expandimos a Lajas, Sabana Grande, Arecibo y hasta en Estados Unidos”, indicó.
Misión Rescate es una organización autosustentable que sobrevive mediante donativos, propuestas que identifican y a través de fondos de United Way, que les ha permitido estar presente de manera activa durante los huracanes Irma y María, los terremotos que afectaron la zona sur, en la prevención de la pandemia del Covid-19, así como en la alimentación a personas sin hogar y colaboración con égidas de adultos mayores.