La educación como prioridad para fortalecer el recurso humano nacional y convertirlo en atractivo de inversión de capital industrial y comercial de punta en el mundo 

Inter News Service

San Juan, 7 de febrero de 2022 – El recurso humano, una mano de obra diestra y profesional altamente competitivo, es el más fuerte atractivo que tiene Puerto Rico para el capital de inversión extranjera, especialmente de Estados Unidos, por las nociones de algún conocimiento del idioma inglés impartido en las escuelas, cual mínimas sean. Es, además, su principal riqueza, en ausencia de vastos recursos naturales que puedan extraerse de la tierra para el enriquecimiento económico del país.

Teniendo eso en cuenta, es ilógico que este país mantenga a los profesionales del magisterio en escalas salariales sumamente bajas que los obliga a tener más de un empleo para su subsistencia, y bajo pésimas condiciones de trabajo en las escuelas, donde escasean los materiales y recursos para la docencia.

El desarrollo económico de un país no estriba hoy en día de la cantidad de recursos naturales que tenga en su tierra ni de su extensión geográfica, sino del talento y astucia de su gente en un mundo donde el conocimiento técnico e intelectual es cada vez más esencial.

Puerto Rico tiene que fijar prioridades en su proyecto de desarrollo como país, tanto económico, social y cultural, como en todos los demás aspectos, y la educación es fundamental en la fijación de sus metas. Mantener al magisterio en la marginalidad laboral resulta un desacierto rayano en el desgobierno.

Ahora se suma a ese desgobierno la tecnocracia impuesta desde Washington en la Junta de Control Fiscal con sus políticas de ajuste de la deuda de reducción en los pagos de pensión a los maestros, mediante los cuales hacen del retiro y la vejes magisterial un tránsito miserable en sus vidas y una ancianidad dc penurias. Todo por su visión de cálculos contables fríos, deshumanizados y desarticulados de las realidades de un proyecto de futuro del país para satisfacer el cumplimiento del pago de la deuda pública a los bonistas de Wall Street.

No se puede seguir gobernando en Puerto Rico, administración gubernativa cada cuatrienio, que manejan la gobernanza isleña de manera desarticulada y desfasada del más mínimo esquema conceptual de proyecto de país. Convertir la política partidista en un mero mercado para el clientelismo de beneficio a los allegados del partido en el gobierno y para la repartición de contratos dirigidos a enriquecer a los gerifaltes de amigos que financian las campañas políticas de sus candidatos a puestos públicos, es sencillamente bochornoso, limita nuestras capacidades nacionales y es el caldo de cultivo para la más descarada corrupción.

La docencia pública tiene que convertirse en una alta prioridad para el gobierno si se quiere dirigir a este país por una ruta de progreso y bienestar, fortaleciendo a su recurso humano en atractivo para la inversión de capital extranjero de tecnología de punta, para hacer de Puerto Rico un lugar competitivo en el mercado global mundial. 

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