El PNP rojo
Redacción El Sol de Puerto Rico
Por Rafael Santiago Medina / Opinión
El Partido Popular Democrático (PPD) se ha convertido en el PNP rojo. Es actualmente la otra facción del anexionismo. Constituye políticamente en la práctica la estadidad a largo plazo. Es entendible, entonces, las expresiones de su presidente, José Luis Dalmau Santiago, que apuntan a que las acciones ideológicas de Carmen Yulín Cruz, quien anunció su desafiliación del PPD, “ya la apartaban de la colectividad”.
Ese colonialismo asimilista y federalizado del Estado Libre Asociado (ELA) que defiende el PPD es la senda que desemboca paulatinamente en la aspiración a la estadidad. Ya el líder independentista Rubén Berríos Martínez lo decía desde hace tiempo: el PPD es una fábrica política de anexionistas. Su ELA colonial no tiene otro destino que sumarse a la quimera de la estadidad.
El problema ideológico que tiene el PPD al no atemperarse a los nuevos tiempos, definiendo la tímida puertorriqueñidad con visos de asimilismo que lo acerca cada vez más al anexionismo haciéndolo ya indistinguible institucionalmente del PNP. Es la razón por la cual un gran sector de los electores cataloga a ambas colectividades políticas como una misma cosa. Y la apreciación corresponde con la realidad ideológica en el orden político y económico. Sus formas políticas de pensar no se alejan una de la otra.
Puerto Rico se va haciendo una colonia cada vez más federalizada bajo el ELA que no tiene mucha distinción con la estadidad. La injerencia de las diferentes instancias del gobierno federal estadounidense se hace cada vez más notoria en los asuntos internos. Ahí está el caso de la Junta de Supervisión Fiscal, que realmente es un organismo federal, financiado con fondos fiscales estatales, de control en el manejo del fisco de Puerto Rico.
Se acrecienta paulatinamente los dictámenes federales estadounidense de gobernanza interna de Puerto Rico y su control sobre los asuntos políticos y económicos locales. El ELA asimilado del PPD se acerca cada vez más a una estadidad de facto disfrazada que va restando los poquitos poderes soberanos que restan en el gobierno colonial de Puerto Rico.
Al Washington no quererse echarse —como decía Rubén Berríos— un guabá al pecho con la estadidad para Puerto Rico, federaliza la colonia del ELA cada vez más para hacerla menos distinguible de la solución anexionista quimérica que persigue el PNP. ¡Ah, claro! Pero sin representación en el Congreso y sin voto por el presidente de Estados Unidos.
La absoluta asimilación política de Puerto Rico a Estados Unidos bajo el ELA pero sin el derecho del sufragio que se traduzca en una cuota de poder político en Washington, deja un reducido espacio para formulaciones ideológicas fácticas de estadidad que sean ampliamente distinguibles de la colonia federalizada. Es así como le van cerrando el paso en Washington a la estadidad. De lo que se trata realmente es que los designios de Washington puedan materializarse sin ningún obstáculo político, sin la necesidad de la estadidad.
¿Qué representará políticamente la desafiliación de Carmen Yulín del PPD? El tiempo dirá.