Con eliminación del requisito del College Board para el ingreso, se vulgariza la UPR

UPR

Inter News Service

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 7 de septiembre de 2022 – Con la eliminación del requisito del College Board para el ingreso de los estudiantes a la Universidad de Puerto Rico (UPR) no se democratiza el acceso a los estudios universitarios, sino que se vulgariza la docencia universitaria.

No es elitismo decir que los estudios universitarios no son para todos. La universidad tiene en su esencia un requisito intrínseco de índices mínimos de capacidad intelectual.

Los estudios universitarios no son la única opción académica de escolaridad postsecundaria que puede ofrecerse a la juventud del país. Los estudios preparatorios en oficios tecnológicos y destrezas vocacionales también son alternativas docentes de preparación al mundo laboral.

Hay que entender que, no siendo la universidad para todos, en la medida en que se vulgariza la docencia universitaria se degrada la intelectualidad del país, sus más altas capacidades intelectuales y el desarrollo de altos niveles del conocimiento. En vez de democratizar la universidad, se discrimina contra el intelecto y sus potencialidades.

No es degradando el nivel intelectual que se logra hacer una mejor universidad con buenas ofertas intelectuales para la formación de la intelectualidad y de profesionales de alto nivel competitivo mundial, que coloque a Puerto Rico en un alto sitial en la economía global.

Con la vulgarización de la universidad, lo que se logra es que los estudiantes con el más alto potencial intelectual emigren a estudiar en buenas universidades de Estados Unidos y del resto del mundo. Muchos de ellos terminan quedándose en el exterior y se pierde la posibilidad de que se queden en Puerto Rico y que el país pueda beneficiarse de sus aportaciones.

Las autoridades educativas en Puerto Rico se han apartado del concepto de selectividad por meritocracia en el acceso a la docencia universitaria, que es parte esencial de la verdadera democratización de la universidad.

De igual forma que con los estudiantes, también se ha perdido el concepto de meritocracia para la selección del profesorado universitario, que ha sido sustituido por un padrinazgo de la política partidista. La UPR se ha politizado en su administración docente y gerencial.

En la UPR se ha ido cultivando una selección ideológica ortodoxa y sistémica oficial entre el profesorado para erradicar las ideas heterodoxas progresistas y de izquierda, y hacer una universidad más congruente con el sistema político vigente. Empero, en ese esfuerzo, se ha perdido capacidad intelectual en su ambiente docente.

Ha sido el país el que ha ido perdiendo mucho con ese “atemperamiento” al sistema político dominante y vigente en la sociedad puertorriqueña, pero en una cada vez más politización partidista oficial, donde se excluye poco a poco el pensamiento minoritario y los enfoques verdaderamente intelectuales, a los que se consideran oficialmente heterodoxos.

Se ha pretendido convertir a la UPR en una herramienta de formación docente para la funcionalidad del sistema económico vigente. Hay una creciente proclividad al utilitarismo de la docencia universitaria.

Dos fuerzas se están enfrentando en una pugna definitoria de la UPR: el utilitarismo institucional universitario versus la intelectualidad intrínseca de su docencia, y lo que debe representar la universidad para la sociedad como brújula de la utopía para el despertar de una conciencia intelectual de la nación. 

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