Agoniza la industria del café puertorriqueño

Por Agustín Muñoz / El Sol de PR

Caficultores lanzan grito de desesperanza

La industria del café boricua, que una vez fue pilar en la economía de Puerto Rico, enfrenta en la actualidad en uno de sus peores momentos lo que, según expertos en la materia, entró en etapa de “agonía”.

Empero, el factor huracán María empeoró la debilitada industria cuya fuerza mermó de 4,185 productores en 2017 a apenas varias decenas en el presente año, de acuerdo con Edwin Soto, presidente del sector cafetalero de la Asociación de Agricultores de Puerto Rico. Ese descenso es abonado, además, por la alegada indiferencia del gobierno en cumplir con su deber de facilitador.
Un pesimista Soto augura que en un periodo de tres años el café local puede desaparecer de la mesa puertorriqueña si el gobierno no les auxilia. “No hay semillas y no hay chavos. Nuestra industria está a punto de desaparecer y si no se hace algo urgente y pronto, como le dije al presidente del Senado, si no se actúa en los próximos meses la industria de café de Puerto Rico va a desaparecer y anótalo donde tú quieras”, expresó Soto durante una entrevista con El Sol de Puerto Rico.

Según datos históricos sobre la industria cafetalera puertorriqueña, a finales del siglo 19 comenzó un acrecentamiento acelerado en su producción y comercialización mundial. El incremento de los precios internacionales ayudó en esa bonanza. Asimismo, ayudaron los excelentes precios mundiales sumado a la cantidad de buenas tierras para la siembra y el recurso de mano de obra. De ahí que el aromático grano se convirtió en ganancia para la economía isleña y posicionó a Puerto Rico como uno de los mayores exportadores de café en América en esa época.
Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas ya que el elemento clima (huracanes), la caída de los precios mundiales, el endeudamiento de los caficultores y la indiferencia gubernamental y del sector bancario provocaron serias bajas en la industria. Durante el siglo 20 y el actual siglo 21, el sector cafetalero ha debido luchar con garras para mantenerse a flote.
El azote del huracán Maria significó la destrucción del 96 por ciento de la cosecha de café, dijo Soto. Agregó, como ejemplo, que los 600 mil arbolitos de café sembrados en su finca “no quedó ninguno en pie”. “Ahora mismo estoy sembrando todo de nuevo y ahora tengo que esperar cinco años para que esté en producción”, explicó al cuantificar que la inversión sobrepasa los $4 millones. “Es un golpe devastador”, subrayó al tiempo que mencionó que una gran cantidad de cosecheros también sufrieron la perdida de viviendas, automóviles y otras pertenencias.
Abundó que luego de la devastación provocada por el ciclón los caficultores han tenido que batallar fieramente con las compañías aseguradoras para que les paguen por la propiedad perdida. Indicó que no todos los agricultores tienen los recursos económicos disponibles para echar a correr sus fincas sin el pago de las aseguradoras. Soto cuestionó que la Corporación de Seguros Agrícolas no les ha respondido ni el Departamento de Agricultura (DA) les ha incentivado. Explicó que necesitan los incentivos de abono, mano de obra, limpieza de caminos, así como semillas, entre otros.

“El Departamento de Agricultura estima que tiene para producir 2 millones de arbolitos. Si usamos esa ecuación, eso significa que nos cogería más de 20 años restaurar la industria del café en Puerto Rico”, alegó el agricultor de Lares.
Bajo el DA existe el Programa de Compra Venta de Café que entre sus funciones está el proteger a los pequeños y medianos caficultores, ofreciéndoles apoyo técnico en la comercialización del café; mantener el mercado eficiente y ordenado de café; asegurar al caficultor un mercado seguro, garantizando su precio; facilita un abasto continuo al consumidor, mediante la venta de café a los torrefactores; interviene en la rehabilitación de la industria del café para obtener una mayor porción de ganancias del arancel y la compra venta del café importado; así como adquirir todo el café que no compre la empresa privada, debido a la capacidad limitada que tiene ésta para comprar y procesar todo el café que se cosecha anualmente.

Días antes de finalizar el 2017, el secretario del DA, Carlos Flores Ortega, se reunió con ocho de los productores de semillas más importantes de la Isla para trazar la estrategia que continuará el desarrollo de la industria agrícola luego del embate del huracán María. Allí, Flores firmó un acuerdo, bajo el Programa de Producción y Distribución de Semillas de la Administración para el Desarrollo de Empresas Agropecuarias (ADEA, que facilita las operaciones de estos productores y viveristas”, según se informó en un comunicado de prensa.
De acuerdo con esa información, los viveristas se encargarán de la producción y compra de árboles de café y tenerlos disponibles para todos los agricultores. El convenio persigue producir 3,000,000 de árboles de café por año, por los próximos 3 años, y compensar el 25% de los árboles perdidos a causa del embate de María por la Isla.

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