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Unidos en la adversidad: Una historia de resilencia

Unidos en la adversidad: Una historia de resilencia

Periódico El Sol de Puerto Rico / Por Yasinia Rodríguez Sepúlveda

Luis Elí Torres Monsegur aceptó el llamado del Director Armando Borrero para ser el enlace que buscaría los instrumentos extraviados en Roma, aun cuando sus hijas Luiselees y Leeanelis son integrantes del “Dance Team” de la Banda. A tres horas de viaje y en “pon”, descubre que el equipo no se encontraba en el aeropuerto.

El chofer que lo llevó a Roma en conjunto con la coordinadora de las bandas en el evento, al percatarse de lo que sucedía, hacen gestiones para ayudar a la Banda SUM en el proceso. Como resultado, la Banda Amaseno Harmony Show Band, ofreció su equipo musical a los boricuas y Torres Monsegur emprende un nuevo viaje al norte de Italia, mientras otros padres tomaron la iniciativa de construir el equipo para que pudieran presentarse en la inauguración.

Para el orgulloso padre, “todo esto tuvo a mi entender una doble enseñanza, los estudiantes pudieron ver que cuando hay una situación difícil hay que trabajar en equipo, meter mano y poder superar cualquier adversidad y la segunda es la de los padres no importa el costo, no importa cómo sea la herramienta que tú le pongas a tus hijos en sus manos, siempre y cuando esa herramienta sea útil ellos la van a utilizar y ellos van a lograr la meta que ellos tengan de frente”.

 Mientras esto sucedía, un grupo de padres pusieron manos a la obra y comenzaron a construir el equipo faltante. “Mi hija Kariellys toca saxofón, pero la Banda es una familia y cuando vi a varios estudiantes en las escaleras llorando, dije algo tengo que hacer.”, expresó el Carlos Rodríguez quien se desempeña profesionalmente como “Pipefitter”.

“Solo pensaba en conseguir una varilla sólida que pudiera doblar sin ninguna herramienta. Fui con mi hijo Tito a una ferretería cercana y le dije que, si lograba doblarla sin partirla, ganábamos. Comenzó a coger forma, mido al primer estudiante y cuando termino el Director Borrero sonríe y me dice son las 5:00 ¿puedes hacerme 5 más para las 5:30?, y así fue”, cuenta Rodríguez.

Moisés Arroyo recordó unas bicicletas que vio en el sótano del hotel donde se hospedaban y junto a Don Hiram se dispusieron a alquilarlas para utilizarlas en la búsqueda de los materiales. Asegura que, “No podía fallarle a los chicos en estos momentos que más nos necesitaban”.

Uno de los estudiantes afectados fue Carlos Vicenty Irizarry quien aseguró que, “Cuando me enteré que mi instrumento no estaba completo, fue una gran frustración porque toda la preparación y sacrificio de hace dos años se iba a perder. Estar en un sitio tan importante como el Vaticano y no poder tocar fue algo bien decepcionante.”

“Estoy muy agradecido con los padres ya que estando en un lugar que no conocíamos, se movieron en busca de materiales para que nosotros estuviéramos felices y pudiéramos tocar. Estaré agradecido siempre de cada uno de ellos.”, dijo el percusionista.

“Este viaje me ayudó a tener más madurez por qué me enseñó como enfrentar diferentes situaciones y si nos caemos nos levantamos más fuerte. Pero sobre todo sabiendo que Dios no abandona a sus hijos. Fue una experiencia única y gratificante. Aproveche al máximo esta oportunidad que me dio la vida de viajar con mi Banda SUM”, finalizó el joven músico.

Para el Drum Mayor de la Banda SUM, Jonathan Borrero, “Una de las cosas más valiosas que pude observar, fue ver la cara de los estudiantes cuando los padres confeccionaron los cargadores provisionales, cuando llegaron los cargadores prestados de una banda en Italia y cuando por fin llegaron sus instrumentos propios. En esos momentos fue cuando comenzamos a ver la luz al final de túnel y retomamos nuestro enfoque en las competencias.”

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