Obispo de Ponce invita a abandonar el egoísmo en Cuaresma

Pide mayor acercamiento con el desposeído

Por Agustín Muñoz / Periódico El Sol de Puerto Rico

El obispo de la Diócesis de Ponce, Padre Obispo Rubén Antonio González Medina, en su mensaje cuaresmal adoptó las palabras del Papa Francisco al señalar que el presente periodo “es una llamada a los cristianos a encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en su vida personal, familiar y social, en particular, mediante el ayuno, la oración y la limosna”.

Recomendó que en el marco del Año Misionero que ha decretado la Conferencia Episcopal Puertorriqueña, bajo el lema ‘Todos Actuemos con bondad guiados por el amor’, los cristianos deben estar dispuestos a vivir intensamente el camino penitencial de la cuaresma “que nos preparará para la solemnidad de la Santa Pascua”.

González Medina recordó el mensaje del Papa este año el cual destaca que “el misterio de salvación, que ya obra en nosotros durante la vida terrena, es un proceso dinámico que incluye también a la historia y a toda la creación”. Por eso, señala que “la celebración del Triduo Pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo, culmen del año litúrgico, nos llama una y otra vez a vivir un itinerario de preparación, conscientes de que ser conformes a Cristo es un don inestimable de la misericordia de Dios’

El documento, repartido en las 43 parroquias, conventos y monasterios de la diócesis de Ponce, resalta que “si el hombre vive como hijo de Dios, si vive como persona redimida, que se deja llevar por el Espíritu Santo, y sabe reconocer y poner en práctica la ley de Dios, comenzando por la que está inscrita en su corazón y en la naturaleza, se beneficia también a la creación, cooperando en su redención”.

El prelado católico subraya, asimismo, la advertencia del Sumo Pontífice de que “en este mundo la armonía generada por la redención está amenazada, hoy y siempre, por la fuerza negativa del pecado y de la muerte”. Explica que “cuando no vivimos como hijos de Dios, a menudo tenemos comportamientos destructivos hacia el prójimo y las demás criaturas, y también hacia nosotros mismos, al considerar, más o menos conscientemente, que podemos usarlos como nos plazca”.

Aunque el obispo no entra de lleno en asuntos específicos de la realidad puertorriqueña, comparte con Francisco que “la causa de todo mal es el pecado, que desde su aparición entre los hombres interrumpió la comunión con Dios, con los demás y con la creación, a la cual estamos vinculados ante todo mediante nuestro cuerpo”.

“El pecado lleva al hombre a considerarse el dios de la creación, Y también a sentirse su dueño absoluto y a no usarla para el fin deseado por el Creador, sino para su propio interés, en detrimento de las criaturas y de los demás”, y copia las palabras del Papa de que “el camino hacia la Pascua nos llama precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos, mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual”.

“La Cuaresma es signo sacramental de esta conversión, es una llamada a los cristianos a encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en su vida personal, familiar y social, en particular, mediante el ayuno, la oración y la limosna”, y concluye con el llamamiento del jefe de la Iglesia Católicaa abandonar el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos” y “nos hagamos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales.

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