No hay que jugar tenis para padecer de “codo de tenista”
Por Dr. José Antonio Maíz Dedós, DC, MED, CKTP
Quiropráctica y Medicina Deportiva
El dolor o molestia en la parte externa del codo es el síntoma principal de la condición conocida como codo de tenista o epicondilitis lateral. Se le conoce comúnmente como codo de tenista porque con frecuencia se diagnostica en personas que practican el deporte del tenis, pero no necesariamente tienes que jugarlo para padecerla. Existen otros deportes y actividades que pueden ponerte en riesgo.
La lesión de codo de tenista presenta su punto específico de dolor mayormente centrado en la región donde los tendones de los músculos extensores del antebrazo tienen su origen. Es común que los síntomas también se puedan experimentar a lo largo del antebrazo y la muñeca.
Esta condición se caracteriza por la inflamación de los tendones de los extensores del antebrazo. A medida que la contracción repetitiva del músculo con movimientos de extensión y supinación de la muñeca es realizada por mucho tiempo, el tendón irá creando pequeños desgarros.
Actividad repetitiva con las manos y los brazos y el levantamiento constante de peso son generalmente los detonantes principales de esta patología. Personas que ejercen como cocineros, carpinteros, pintores, plomeros, mecánicos, trabajadores de construcción o sujetos que utilizan constantemente el «mouse» de la computadora son más propensos a padecer de esta afección del codo.
Los síntomas de esta condición se desarrollan gradualmente siendo tolerables en un principio y empeorando tras semanas y meses de su inicio sin el tratamiento adecuado. Se caracterizan por ser un dolor punzante y con muestra de debilidad en la muñeca resultando en pérdida de fuerza al intentar agarrar las cosas.
Es también bastante común ver este problema en individuos que practican deportes de raqueta como el tenis, tenis de mesa o el badminton. Deportivamente hablando, el problema podría llegar por múltiples razones. La sobrecarga en el entrenamiento es una de ellas pues no se proporciona descanso adecuado entre las prácticas y competiciones. De esta forma la región con exceso de uso no tiene tiempo suficiente para regenerarse. En términos biomecánicos, una constante mala ejecución de la técnica en el golpe de revés o “backhand” es el factor determinante.
Por otro lado, una mala utilización del equipo deportivo ya sea por la selección incorrecta de la raqueta (tamaño, peso y grosor del mango), por el golpeo constante de la pelota con la parte excéntrica (fuera del centro) o porque la tensión del encordado es demasiado rígida produciendo vibración frecuente, resultarán en exceso de carga hacia la zona del codo. Debilidad en los músculos de la muñeca y los hombros también podría desencadenar en esta condición pues los extensores del codo se sobrecargarán al tener que realizar la mayor parte del trabajo durante la ejecución de la destreza deportiva.
Otras razones por las que esta condición se puede desarrollar son por el movimiento repetitivo de flexión y extensión del codo ya que el músculo tiende a rozar constantemente con las protuberancias del hueso o por algún impacto o golpe fuerte (trauma) sobre la parte lateral del codo. También por el desajuste articular en la región del brazo afectando el movimiento y función de los tendones. Por último, el factor edad (entre los 30-50 años) posiblemente debido al desgaste de la estructura por el sobreuso y el proceso natural de envejecimiento.
Una vez se sospecha de la condición, ponerse en manos de expertos para realizar el proceso de tratamiento y rehabilitación correspondiente lo antes posible es esencial. Un buen historial clínico junto a exámenes físicos será suficiente para diagnosticar la epicondilitis lateral o codo de tenista. Estudios radiográficos, de resonancia magnética (MRI) o electromiografía (EMG) podrían ser considerados más bien para descartar otros posibles diagnósticos.
Tratamiento conservativo debe ser siempre la primera opción para lidiar con este problema de tendinitis en el codo. Cesar o disminuir la intensidad y frecuencia del trabajo o actividad física será el primer paso a tomar. Modificaciones en la técnica y equipo en la práctica deportiva debe ser prioridad. La utilización de soporte ortopédico (brazalete) será ideal para disminuir la sobrecarga en el músculo y el tendón al trabajar o practicar el deporte. La realización de ejercicios de fortalecimiento y estiramiento diarios de los músculos de los antebrazos ayudará no solo a aliviar los síntomas, sino que también prevendrá de debilidad y desbalances musculares que en muchas ocasiones pueden contribuir al inicio de la condición.
Ingerir agua diariamente de forma adecuada para la transportación de nutrientes esenciales hacia las células para la regeneración de tejidos será vital. Tomar en consideración suplementación nutricional para controlar los síntomas de dolor y para estimular la regeneración de tejido y la cicatrización.
Los ajustes quiroprácticos serán importantes para eliminar un posible origen biomecánico debido a un desajuste articular. Por eso la importancia de ajustar toda la cadena cinética superior (la columna cervical, el hombro, el codo y la mano) para que otras partes del brazo no se vean afectadas. Finalmente, la ejecución de un buen plan de rehabilitación. Esto para controlar los síntomas de dolor, inflamación y la formación de adhesiones, promover la regeneración de tejido, devolverle al brazo el movimiento adecuado y fortalecer la región afectada para evitar así posibles recurrencias y futuras lesiones.
Es importante no ignorar esta tendinitis (proceso agudo e inflamatorio del tendón) y combatirla a tiempo ya que de continuar avanzando podría convertirse en tendinosis (proceso crónico). Una vez pasa a esta etapa comienza un proceso degenerativo (desgaste) del tendón. En este punto la condición podría tornarse incapacitante, no responder adecuadamente al tratamiento conservativo y aumentaría la posibilidad de una rotura parcial o completa del tendón. Ya en estos casos extremos la cirugía podría ser una realidad.