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“No hay paz donde reina la masacre”

“No hay paz donde reina la masacre”
Opinión de Rvdo. Edward Rivera Santiago / Pastor General IEUPR
El Pastor General de la Iglesia Evangélica Unida de Puerto Rico, Rvdo. Edward Rivera Santiago, ha emitido un conmovedor mensaje pastoral en el que, desde su responsabilidad profética y el corazón compasivo del evangelio, denuncia la masacre que vive el pueblo palestino. A través de esta carta, el líder espiritual hace un urgente llamado a la conciencia cristiana, exhortando a no guardar silencio ante el horror, la injusticia y el sufrimiento humano. La carta lee como sigue:
“¡Ay de los que dictan leyes injustas y publican decretos opresores, para negar la justicia a los pobres y privar de sus derechos a los oprimidos de mi pueblo!”
—Isaías 10:1-2
Pueblo de Dios:
Desde la compasión de Cristo y la responsabilidad profética que nos llama a alzar la voz por los que sufren, denunciamos con profunda tristeza y santa indignación la masacre que se está cometiendo en Palestina. La realidad que vive el pueblo palestino en Gaza es un horror indescriptible que no podemos ignorar: niños hambrientos, familias enteras desplazadas, hospitales destruidos, el agua envenenada por la guerra, la esperanza secuestrada por la violencia.
Durante más de un año, el gobierno de Israel ha negado el acceso esencial al agua, al alimento y a los medicamentos, convirtiendo Gaza en un campo de muerte y enfermedad. Retener la ayuda humanitaria es una forma de violencia estructural que asesina lentamente. No se puede justificar en nombre de la defensa lo que claramente es una estrategia de exterminio. ¡Esto es pecado! ¡Esto es crimen! ¡Esto es genocidio!
El silencio de los poderosos es cómplice. La indiferencia de los pueblos es cobardía. Pero nosotros, pueblo de la cruz, no podemos permanecer callados. Jesús lloró sobre Jerusalén. Hoy, lloramos sobre Gaza, clamando por justicia, vida y compasión. Exigimos un alto al fuego, la liberación inmediata de todos los rehenes y el acceso sin obstáculos a ayuda humanitaria. Exigimos una paz que no se funde en la sangre sino en la dignidad humana.
Levantar la voz es un acto de fe. Denunciar la injusticia es una forma de amar. Hoy oramos, protestamos y nos comprometemos a interceder y actuar en favor de quienes ya no pueden hablar por sí mismos.
Oremos:
Señor de la vida, escucha el clamor del pueblo palestino. Ten piedad de los cuerpos heridos, de las madres que no tienen leche, de los niños que duermen bajo los escombros. Envía tu consuelo como rocío sobre la tierra reseca, y haz brotar justicia donde hoy hay cenizas. Detén la mano violenta. Despierta la conciencia de las naciones. Haznos instrumentos de tu paz, y no permitas que nos acostumbremos al horror.Por Cristo, el Príncipe de Paz. Amén.
Como cuerpo de Cristo, somos llamados a ser sal y luz. No seamos sombra ni eco. Exhortamos a nuestras iglesias, líderes religiosos y comunidades ecuménicas a orar, educar, denunciar y solidarizarse con acciones concretas en favor de la vida.
¡No hay paz donde reina la masacre!
¡No hay justicia cuando se ahoga al inocente!
¡Alcemos la voz por Palestina!

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