Misterio sobre restos óseos encontrados en Collores
Periódico El Sol de Puerto Rico / Por Agustín Muñoz Santiago
Una confidencia sobre los restos de la desaparecida Elena Rodríguez Rentas llevó a familiares y amigos de la mujer a excavar en el patio de una residencia del barrio Collores de Juana Díaz y allí descubrieron alrededor de 400 restos óseos los cuales fueron referidos al Instituto de Ciencias Forenses (ICF) de San Juan para su evaluación, trascendió en la mencionada comunidad. Las osamentas estaban en un hoyo de siete pies de profundidad.
Este medio supo que la vivienda donde se encontraron los restos en las Parcelas Esteban Rodríguez de Collores fue construida justamente en el año que Rodríguez Rentas fue secuestrada en octubre de 1990. El pasado 19 de octubre se cumplieron 34 años de su desaparición.
A petición de la familia, el pasado 30 de octubre se realizó una reunión en el ICF para conocer de primera mano la identificación de los restos encontrados y si alguno coincidía con los despojos de la joven juanadina. Edgardo Rentas Vargas, portavoz de la familia y tío de Elena, confirmó el encuentro en el ICF el cual fue dirigido por la doctora María Conte Miller.
Aunque no abundó en detalles sobre la reunión, Rentas Vargas si destacó que hubo un fuerte intercambio verbal con Conte Miller y otros funcionarios del ICF ya que las conclusiones del análisis científico de los huesos hallados no les convenció.
Otro allegado a la familia de Rodríguez Rentas filtró que la antropóloga forense asignada solo examinó siete (7) de los 400 huesos encontrados y determinó que todos eran de animales. No obstante, se comentó “entre dientes” que en el grupo de huesos se observó uno grande parecido a una clavícula.
El agente René Rodríguez de Ponce, quien lleva alrededor de 20 años investigando el caso de Rodríguez Rentas, admitió que estuvo presente en la reunión en el ICF junto con una fiscal del Departamento de Justicia, región de Ponce. Declinó entrar en detalles salvo que la pesquisa sigue su curso.
Durante el enérgico careo entre Conte Miller y los deudos de Rodríguez Rentas, la funcionaria les sugirió que contrataran a un ente profesional independiente para que examinaran los restos óseos faltantes y así disipar dudas sobre la labor realizada por el personal del ICF. El ICF pagaría el costo de ese análisis forense, se dijo.
Desde que desapareció la joven en el 1990, en la comunidad de Collores se asegura que existe evidencia que atribuye la desaparición de la mujer a más de tres individuos que aún residen en aquel sector de Juana Díaz. Entre los residentes del área se comenta que los delincuentes han intimidado a posibles testigos del secuestro e incluso el tío ha sido amenazado de muerte. Además, ha trascendido que presuntamente algunos agentes y oficiales investigadores anteriores están vinculados a una supuesta obstrucción de la pesquisa del caso.
Pero, ni la intimidación hacia la familia de la infortunada ni los obstáculos internos en la Policía para llegar al esclarecimiento del caso, acaban con el ánimo de los parientes de Elena.
Hace poco, se instaló un cartel donde se cree que fue interceptada la joven en el barrio Cayabo de Juana Díaz, con el propósito de recordarle su fechoría a los provocadores de su desaparición. Se dice que los autores del crimen transitan diariamente por la ruta y la ubicación del letrero puede que ayude en la confesión de los hechos.
La pesquisa de la Policía identifica a tres individuos interceptando a Rodríguez Rentas a la entrada de la carretera 512 que conduce del barrio Cayabo al barrio Collores de Juana Díaz. La mujer volvía de su trabajo en el hoy desaparecido Chicken and Pizza Palace, que estuvo ubicado en el barrio Pámpanos de Ponce.