Los políticos y la influencia indebida en los medios informativos ¿Una práctica usual?
Periódico El Sol de Puerto Rico / Por Agustín Muñoz
Sin lugar a duda, los medios sociales de comunicación en Puerto Rico son cruciales en la formación de la opinión pública. La integridad que proyecten los medios de comunicación y los periodistas en la democracia isleña es un factor para su credibilidad y el desempeño de su función. Por eso, el acceso a la información no manipulada es un elemento esencial en una sociedad democrática.
A lo anterior, hay que agregar el factor ‘independencia’ frente a los intereses político-partidistas que tratan de influir en sus coberturas o el contenido de sus artículos, particularmente en año de elecciones.
En abril de este año, el senador Thomas Rivera Schatz, uno de los dirigentes del Partido Nuevo Progresista (PNP), publicó información personal y privada de dos periodistas de un diario de la San Juan quienes investigaron los informes financieros del también senador José ‘Memo’ González (PNP), candidato a alcaldía de Arecibo.
Rivera Schatz reveló el número electoral, lugar de trabajo, foto y nombre de los dos periodistas y de otras personas bajo la misma dirección en el Registro Electoral. Ese hecho de presión indebida fue censurado por las entidades que agrupan periodistas en la isla.
La libertad de prensa
La proclamada libertad de prensa propicia la discusión y la reflexión de la ciudadanía sobre los gobernantes.
En algunos países, incluyendo Estados Unidos, el pago u otros “beneficios” por parte de funcionarios públicos o candidatos a puestos electivos, a cambio de informaciones a su favor o evitar que se difundan noticias en su contra, lamentablemente es una práctica usual.
De hecho, sobre el mencionado incidente de Rivera Schatz y la labor fiscalizadora que realiza el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) de Puerto Rico, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), se refirió a esos hechos en su informe anual de la Asamblea 80, recién celebrada en Córdoba, Argentina. EL CPI ha publicado informes investigativos que denuncian manejos irregulares en la administración pública local.
El gerente general de la radioemisora WPAB de Ponce, Alfonso Giménez, confirmó a este medio que en el pasado han recibido “acercamientos” de políticos a cambio de pautas en la estación. Incluso utilizan a agencias publicitarias para sus propósitos. En otros casos dejan de pautar como arma de “castigo” por criticas o cuestionamientos o simplemente, en el caso de políticos electos, se les excluye de sus eventos.
La presidenta de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (ASPRO), Nidia Bauzá, dijo que bajo su liderato no han llegado denuncias en esa dirección y ella tampoco ha recibido intentos de “compra” de su pluma. Pese a no tener esa experiencia, Bauzá no descarta que en el pasado haya ocurrido esa práctica ilegal llamada plugola.
“No puedo afirmar que esté pasando porque puede estar pasando y no lo sé por la forma en que se ejerce ahora. Hay periodistas que tienen más de un trabajo para poder subsistir porque los medios han recortado (sus plantillas) y tienen que mantener sus familias”, expresó Bauzá, quien lleva 42 años como periodista.
Para el comentarista Néstor Duprey, en la presente campaña electoral “hay unos medios que han puesto su credibilidad en serios cuestionamientos dando como noticias los ‘talking points’ de una campaña que todo el mundo, empezando por los que lo comentan, saben, no es que son mentiras, son disparates”.
Pagos y presiones
En 2017, John Vertue, de la Universidad de Florida, publicó que “durante una reunión con motivo del día del periodista, el relacionista de un equipo de fútbol repartió un sobre a cada uno de los reporteros. Cuando uno de ellos abrió el sobre encontró que contenía el equivalente a cien dólares. A su regreso a la redacción, le comunicó a su director lo sucedido y este le propuso publicar el intento de soborno. Pero el periodista temió que sus colegas de otros medios, que posiblemente habían aceptado el dinero, lo condenaran al ostracismo y la posibilidad de que se le cerraran las fuentes en el equipo si denunciaba el incidente”.
Tres años después del ataque terrorista a las torres gemelas en Nueva York en 2001, el cineasta Michael Moore produjo el documental “Fahrenheit 9/11”. EL mismo trata sobre las causas y consecuencias de los atentados y el presunto vínculo entre las familias del presidente de George W. Bush y la millonaria familia del autor de los hechos, Osama Bin Laden.
En una parte del documental se infiere que algunos periodistas y medios estadounidenses fueron influenciados por el gobierno de Bush para neutralizar el impacto del filme en la opinión pública y contra el propio Moore. Ante eso, Moore respondió después que algunos periodistas trabajaban para cadenas de televisión con nexos con compañías de armas, además de no hacer las preguntas que debieron haber hecho al gobierno de Bush en aquel momento.