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Interminable lucha de padres de infante de Juana Díaz

 

Por Agustin Muñoz / Periódico el Sol de Puerto Rico

 Tras más de un año de la publicación del caso del niño juanadino Miguel Ezequiel Rodríguez Santiago, hoy de 5 años, poco ha cambiado desde entonces. Lo que sí cambió fue su domicilio pues la familia se vió obligada a trasladarse de Juana Díaz al estado de Massachusets en donde el pequeño recibe tratamiento en The Children’s Hospital Neurology de Boston.

Como informamos, el infante no tiene un diagnóstico preciso. Nació con un tipo de defecto cardíaco congénito conocido como ‘tetralogía de Fallot’ que provoca niveles bajos de oxígeno en la sangre. Debido a eso, tuvo serios problemas cardíacos y también hidrocefalia. En sus primeros dos años de vida fue intervenido quirúrgicamente en par de ocasiones para atender un defecto en su corazoncito y otra para liberar la presión de su extremidad superior.

Pruebas genéticas mostraron que el menor padece de una rareza que afecta el Cromosoma 7, uno de los 23 pares de cromosomas de los seres humanos.   Especialistas en el tema señalan que trastornos relacionados con el número o la estructura del Cromosoma 7, pueden ocasionar retraso en el crecimiento y el desarrollo, retardo mental, rasgos faciales característicos, anomalías del esqueleto, retraso del habla y otros problemas de salud.

Según los padres de infante, Miguel Ángel Rodríguez y Yasmín Ivette Santiago, su hijo sigue teniendo convulsiones diariamente, aunque el procedimiento al que es sometido ha logrado reducirlas. Los médicos que atienden sus sintomatologías no han podido determinar con precisión sus predisposiciones. El proceso de reconocimiento y evaluación de las múltiples condiciones que le aquejan es continuo.

Empero, además de lidiar con la rara condición médica del infante, enfrentan ahora el mandato de las autoridades escolares del sur de Boston de que el niño debe acudir a un centro de enseñanza preescolar especializado para niños discapacitados. A esa determinación, los progenitores de Miguel Ezequiel se oponen ya que aseguran que el crío depende totalmente de ellos.

“Él no ve, ni habla y lleva una cuellera porque no tiene fuerza para aguantar su cuello, está blandito completo. Si no puede sostener su cuellito, ¿cómo va a ir a una escuelita?”, dijo Rodríguez a este medio para justificar su resistencia a la orden del sistema educativo de Boston.

Insistió que las condiciones de salud que afectan al menor no le permitirán aprender a escribir o a identificar colores. Por lo tanto, subraya, que ante los altibajos frecuentes que sufre el pequeño los esfuerzos deben concentrarse en su salud y sus terapias para no arriesgar su vida. Indicó que cumplirán con los requerimientos del estado de Massachusets, pero detendrán la lucha por su hijo.

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