El país necesita desarrollo y no mero crecimiento económico
Inter News Service / Por Rafael Santiago Medina
San Juan / 31 de octubre de 2022 – Las estadísticas económicas indicativas de que en Puerto Rico el 40.5% de la población vive bajo condiciones de pobreza, y el 55% de los menores de 18 años viven en pobreza no hacen sino confirmar que los gobernantes que se han turnado en el poder durante las últimas décadas en el país han enfocado sus metas en alcanzar un crecimiento económico y no en desarrollar la economía, que implica una riqueza nacional mejor repartida.
Desde el punto de mira de algunos economistas, esto hace necesario que se realice una política de desarrollo desde las comunidades.
Conforme a los estándares establecidos en economía, el desarrollo económico se determina por el mejoramiento de la calidad de vida, el poder adquisitivo promedio de la población, su acceso a los bienes y servicios. Esto redunda en el mejoramiento ciudadano en dimensiones no económicas, como la libertad de expresión, justicia social y el desarrollo económico.
Para el economista Santos Negrón, en Puerto Rico aún permanecen los desafíos económicos que se afrontaban en 2006 y entiende que, al presente, se han acentuado con un panorama incierto a corto y largo plazo.
“Si vamos a compararlo con 2006, estamos peor y empeorando”, observa Negrón en comentarios vertidos en la prensa al respecto.
“Queda una voluntad de cambio, una fuerza, pero el endeudamiento, el deterioro, el colapso de la base de producción, la fuga de población, todos estos componentes han conspirado con nuestra posibilidad de salir de ese hoyo colonial”, es su punto de vista.
El economista sostiene que Puerto Rico necesita más poderes políticos para lograr el desarrollo efectivo, algo que se ha ido reduciendo mediante un modelo colonial federalizado con mayor intervención de las instancias de poder en Washington.
En tanto, el presidente saliente de la Asociación de Economistas, José Luis Rivera, es de opinión que el crecimiento económico se enfoca en lograr el aumento en números y porcientos, y no considera otras variables socioeconómicas que se contabilizan dentro del desarrollo, como la desigualdad social, la pobreza, el acceso a empleo y la composición familiar.