Don Vicente Velázquez, un sinfonista ponceño en el recuerdo de pocos

Autor de populares plenas y otros ritmos folklóricos

Por Agustín Muñoz / Periódico El Sol de PR 

El paso de los años, muchas veces, es cruel para quienes por un periodo de tiempo fueron luz, vida y guía para una o más generaciones. En ese grupo podemos incluir a políticos, deportistas y hasta músicos. Brillantes desde representaciones distintas.

Por ejemplo, hay naciones cuyo reconocimiento universal no estaría cimentado si no fuera por sus cantantes y músicos. No obstante, en el mundo musical ocurre que es “la muerte la que determina más que la industria”.  Ha habido músicos de gran talento que tras su fallecimiento “el mundo” ha descubierto cuán grandes fueron y cuán importante fue su aportación cultural. Otros, sin embargo, donaron sus capacidades y conocimientos para sostener a los primeros y hoy, lamentablemente, no tienen relevancia o simplemente se encuentran en la larga lista de músicos olvidados.

Ese es el caso de Don Vicente Velázquez Santana, nacido en el barrio San Patricio de Ponce, el 17 de octubre de 1902. Este humilde músico ponceño inició su carrera como guitarrista, pero con el paso de los años se convirtió en uno de los mejores sinfonistas de Puerto Rico. Entre 1947 y 1948 fue integrante del conjunto típico “Aires de Borinquen” del gran compositor y cantante ponceño don Arturo Silvagnoli Nieves y luego en 1950 del conjunto de Juan Antonio Romero Muñiz, mejor conocido como “Toñín Romero”. Su sinfonía también distingue en grabaciones de Ramito, Germán Rosario y Maso Rivera.

Es fácil distinguir la sinfonía de Velázquez en números clásicos de Toñin Romero como “Ven Dale Ahora” (versión original de “El Charlatán”), “La Bruja (versión original de “Con el Casco del Juey”), “De Lejanas Tierras” y muchos otros.  Don Vicente fue compositor e intérprete de números de muchos géneros como plenas, guarachas, valses, pasodobles y otros. “Algunos de ellos fueron grabados en los discos de Toñín, como la plena “Maria Elena”, la guaracha “Los Parranderos”, el pasodoble “Mi Regreso”, el paseíto boricua “Fiesta Boriqueña” y las mazurcas “Abuelita” y “Fidelina” y “Amor Eterno” con Arturo Silvagnoli”, dijo Cintrón.

“Al igual que es el caso de muchos otros, la contribución de don Vicente Velázquez Santana al desarrollo y evolución de nuestra música autóctona, fuese plena o música campesina, no ha sido reconocida ni resaltada como debiera y merece”, dice Ramón Cintrón, nieto del músico y quien tiene como tarea personal recopilar toda la información disponible sobre su abuelo. De hecho, Cintrón compartió con El Sol de Puerto Rico algunos datos sobre la vida y obra de Don Vicente, fallecido el 8 de noviembre de 1976, a los 74 años.

Según le contó Velázquez Santana al fotoperiodista Teodoro Torres en una entrevista publicada el 16 de septiembre de 1967 en el suplemento Puerto Rico Ilustrado del periódico El Mundo, en 1927 debió viajar a Nueva York en busca de un mejor futuro para su familia, pero “por no saber inglés, las cosas se le pusieron ‘color de chivo cojo’ y no le quedó más remedio que formar un conjunto de plena”. Dice el artículo que el conjunto se hizo muy popular entre la colonia hispana, especialmente la puertorriqueña, que el entonces conocido cantante Manuel Jiménez, “Canario” quedó “encantado” con el conjunto y con el ritmo de plena. De ahí que en 1929 la casa discográfica, Víctor, les hiciera lo que serían unas de las primeras grabaciones del ritmo de plena, bajo el nombre de “Canario y su Grupo”. En el conjunto “Canario y su Grupo” Vicente tocaba la guitarra y su amigo, el ponceño de Sabanetas, Mateo Malavet, tocaba la sinfonía. Algunas plenas que se le atribuyen a Manuel Jiménez en realidad son de la autoría de Velázquez, entre éstas, “El enojo de Elena” y “Si yo pudiera”.

Cintrón comentó que, aparentemente, la relación musical con Canario duró poco, pues en agosto de 1929 Vicente, Mateo y al menos el cantante del grupo de Canario (posiblemente el también ponceño Rafael “Tripopi” Capacete) formaban parte del grupo “Reyes de la Plena” de Rafael González Levy. Ese grupo grabó, también en 1929, distintas plenas bajo otros nombres, tales como Grupo Ponceño y Pleneros Sureños, este último bajo la dirección de Plácido Acevedo.

Durante su trayectoria, el folklorista ponceño compartió con músicos como su primo Gregorio (Goyo) Velázquez Salas, Bautista Ramos, Jalisco Medina, Hermógenes Reyes y Zacarías Velázquez y con cantantes como los hermanos de Toñín, Esteban (Tebita) y Moisés, Mito García y con Ildefonso Cotto.

La vida de Don Vicente no fue fácil, tuvo alzas y bajas y por esa razón cambió de domicilio en varias ocasiones que incluyó Nueva York, Nueva Jersey y en Ponce en La Cantera, Maraguez, El Tuque y en las parcelas Amalia Marín de la Playa.

“En sus últimos años se mantuvo activo cultivando su limitado terreno en la parcela, haciendo carbón, criando palomas y arreglando y afinando las sinfonías que le traían algunas personas que llegaban hasta su casa solicitando el servicio y de sus sabios consejos sobre cómo tocar el instrumento. Además, servía de voluntario en el programa de Abuelos Adoptivos en el Centro Sor Isolina Ferré del sector Tabaiba de La Playa”, recordó el nieto.

970x90
Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest

Dejar un comentario