Amenazada la supervivencia humana por crisis de fertilidad causada por contaminación ambiental
Inter News Service
San Juan, 25 de abril de 2022- Una interrogante de proporciones mayúsculas se cierne sobre los seres humanos: ¿acaso está la presente disminución del conteo de espermatozoides y los cambios en el desarrollo sexual “amenazando la supervivencia humana” y provocando una crisis de fertilidad?
En un nuevo libro, Shanna Swan, epidemióloga ambiental y reproductiva de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, Nueva York, advierte que la inminente crisis de fertilidad plantea una amenaza global comparable a la crisis climática.
Los estudios científicos indican que el recuento de espermatozoides en países occidentales se ha desplomado en un 59% entre 1973 y 2011, ocupando titulares a nivel mundial.
En el libro, Swan y la coautora Stacey Colino exploran cómo la vida moderna está amenazando el recuento de espermatozoides, cambiando el desarrollo reproductivo masculino y femenino y poniendo en peligro la vida humana.
Señala la científica que el estilo de vida y las exposiciones químicas están cambiando y amenazando el desarrollo sexual y la fertilidad humana.
Tal es la gravedad de las amenazas que representan, argumenta, que los humanos podrían convertirse en una especie en peligro de extinción.
Swan ofrece consejos sobre cómo protegerse de los productos químicos dañinos e insta a las personas a “hacer lo que podamos para salvaguardar nuestra fertilidad, el destino de la humanidad y el planeta”.
Lo que expertos sostienen es que entre 1964 y 2018 la tasa mundial de fecundidad cayó de 5.06 nacimientos por mujer a 2.4. Ahora, aproximadamente la mitad de los países del mundo tienen tasas de fertilidad por debajo de 2.1, el nivel de reemplazo de la población.
Si bien es probable que la anticoncepción, los cambios culturales y el costo de tener hijos sean factores contribuyentes, Swan advierte sobre indicadores que sugieren que también hay razones biológicas, como el aumento de las tasas de aborto espontáneo, más anomalías genitales entre los niños y una pubertad más temprana entre las niñas.
Swan culpa a los “productos químicos en todas partes”, que se encuentran en plásticos, cosméticos y pesticidas, que afectan las endocrinas, como los ftalatos y el bisfenol-A.
“Las sustancias químicas en nuestro entorno y las prácticas de estilo de vida poco saludables en nuestro mundo moderno están alterando nuestro equilibrio hormonal, causando varios grados de estragos reproductivos”, advierte Swan.
También dice que factores como el tabaquismo, la marihuana y la creciente obesidad juegan un papel.
Lo que observan los científicos es que si se analiza la concentración de espermatozoides en muestras recolectadas en 2011, en los países occidentales es de 47 millones por mililitro, por debajo de los 99 millones por mililitro 39 años antes.
Eso representa una disminución de más de uno por ciento anualmente y pronosticaría que a ese ritmo, entre 2011 —cuando se hizo un estudio científico significativo en tal sentido— al presente, pudiéramos estar por debajo de los 40 millones por mililitro, lo que hace difícil que una mujer quede embarazada.
Un hombre hoy en día tiene la mitad de los espermatozoides que tenía su abuelo, mientras una mujer es en la actualidad menos fértil que su abuela a los 35 años de edad.
Las causas se han identificado que radican en los químicos que traemos sin saberlo a nuestro hogar, desde los empaques de productos alimentarios y en muchos otros productos y utensilios, como pueden ser los antiadherentes de sartenes recubiertos con teflón hasta repelentes al agua de una chaqueta que vestimos, así como el químico que recubre el cartón para hacerlos impenetrables al aceite o grasas en una caja de pizza.
Hay químicos que inciden en la infertilidad para suavizar las láminas de plástico que comúnmente utilizamos para cubrir alimentos que guardamos en la nevera. Estos químicos son los ftalatos (phthaletes). Pero también estos químicos están presentes en algunos cosméticos.
Los ftalatos están considerados como antiandrógenos. Tienden a disminuir la testosterona y tienen un efecto adverso en el útero al comienzo del embarazo. Además, crea problemas en el desarrollo anatómico del feto al disminuir la testosterona.
Otros de sus efectos adversos en el cuerpo humano es que puede incidir en que los varones desarrollen genitales pequeños, lo cual es denominado como el síndrome ftalato o médicamente también como distancia anogenital. Luego, cuando el niño crece, tendrá un conteo de espermatozoides más bajo.
Aumenta, a su vez, el riesgo de defectos genitales, como el de testículos no descendidos y la incidencia de cáncer testicular.
En estudios hechos por Swan se descubrió que los pesticidas causan una pobre calidad del semen. Pudo observar pesticidas metabolizados en la orina y cómo esto se relacionaba con la baja concentración de espermatozoides y su deformación.
Descubrió Swan que los hombres que vivían en el centro de Missouri, que es un área esencialmente agrícola donde se cultiva el maíz y la soya y la concomitante necesidad, por tanto, de utilizar pesticidas, tenían la mitad de los espermatozoides en movimiento que los hombres de Minneapolis.