Se buscan defensores de la historia de Puerto Rico
Periódico El Sol de Puerto Rico
Por Agustin Muñoz
15 de octubre de 2021 – La líder cultural ponceña, Maruja Candal, realiza una campaña dirigida a promover que se revise el currículo escolar en todos los planteles del sistema educativo del país “para que dé una vez y por todas se corrija un crimen de la historia” puertorriqueña.
Candal, exsecretaria del Departamento de Cultura del Municipio de Ponce, realiza acercamientos con otros líderes similares para impulsar su propuesta de manera que sea tomada en cuenta por los organismos concernidos. En ese sentido, dijo que “hay buen ambiente”.
“Un grupo de ciudadanos estamos uniendo fuerzas y talentos para promover que se revise el currículo escolar en todos los planteles para que dé una vez y por todas se corrija un crimen de la historia. Cada vez nos sorprendemos más del poco conocimiento que tenemos los puertorriqueños”, dijo.
Por eso, está convocando a todos los que quieran unirse a ese esfiuerzo. “El conocimiento de la historia es la zapata de la construcción de la cultura de un país”, subrayó Candal.
Agregó que “cuando vemos un post de El Boricuazo se nos hincha el pecho de orgullo” ya que muestra que “nuestra historia, como cualquier otra historia, está plagada de ilustres hombres y mujeres y también de actos de infamia”.
Estimó que “el menosprecio de la enseñanza de la historia (de Puerto Rio) ha sido un crimen que por generaciones hemos cargado a nuestras espaldas”. Conminó a la Legislatura para que “desempolve” viejos proyectos presentados con ese propósito, “pero que durmieron el sueño de los justos en gavetas del Capitolio”.
Insistió en lo que, a su juicio, es un delito imperdonable hacia la autoestima del puertorriqueño y su derecho a saber “de dónde venimos para saber hacia donde habremos de construir un presente lleno de un orgullo genuino basado en la educación”. “Es una deuda con las generaciones presentes y futuras”, abundó y lamentó que muchos jóvenes cuando llegan a la universidad no saben nada de la historia de Puerto Rico.
El Catedrático Asociado de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Luis Francisco Santiago Álvarez, hace un tiempo compartió el ensayo “Reflexiones sobre la enseñanza de la historia contemporánea de Puerto Rico en un contexto cultural hostil al pensamiento crítico” sobre la realidad del estudiante universitario y los eventos que deben ser parte fundamental del ser puertorriqueño.
Escribió que “en esta época de alta tecnología y luego de varios intentos de reformas para ajustar la enseñanza a los cambios en la sociedad, observamos que los cursos sobre historia de Puerto Rico están, en la mayoría de las instituciones de educación superior, desvinculados de la realidad vivencial del estudiante.
Para Santiago Álvarez la calidad y la cantidad de conocimientos que tienen los estudiantes egresados de la escuela secundaria es limitada y citó a un compañero profesor universitario quien le comentó que “los estudiantes son brutos, no saben nada, no leen, les hago una pregunta y se me quedan mirando como si nada, sin contestar”.
“La ignorancia que tiene el estudiante puertorriqueño sobre sí mismo es impresionante. No importa el nivel académico al cual podamos referirnos, éste, en general desconoce su historia y su propio ser. Pero lo peor de todo, es que no le gusta, que la rechaza, que no quiere saber”, anotó.
Resaltó que en Puerto Rico no hay un plan educativo nacional que responda a la formación de una identidad social afirmativa y asertiva como puertorriqueños y caribeños. Asimismo, estableció que se carece de un plan de desarrollo integral colectivo al que se le pueda dar continuidad independientemente de los partidos políticos que advengan al poder.
En su ensayo, Santiago Álvarez sostiene que el Departamento de Educación (DE) es una agencia sobre la cual se reservan poderes privilegiados de partidos políticos. Y, acentuó que la mayor parte de los programas y reformas para mejorar nuestra educación responden a las necesidades socioculturales o históricosociales de Estados Unidos y se imponen como refritos que no responden a nuestra ideosincracia.